jueves, 10 de noviembre de 2016

La inteligencia y la idiotez

(De Rajoy a Trump, pasando por el premio Nobel)


Se suele atribuir la idiotez a aquellos individuos carentes de titulaciones académicas, como si dichas titulaciones fuesen un antídoto contra la deficiencia intelectual.

La realidad es muy distinta, pues cada día se pueden ver en los medios o “mass media” a individuos poseedores de titulaciones académicas de todo tipo, e incluso con varias titulaciones muy pomposas que exhiben como si de medallas al valor se tratasen; cuando en realidad lo que hacen es escudarse en dichos títulos para disimular su idiotez.

Porque idiotas e imbéciles los hay en todas partes y en todas las situaciones imaginables. Y no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de ello.

La prueba la tenemos en los hechos que suceden a diario en toda la Sociedad, donde se suele calificar fácilmente de idiota o imbécil a aquél que no comparte nuestros credos religiosos, equipos de fútbol o ideas políticas.

Y sí, es cierto, hay demasiado idiota suelto por el mundo. Pero las situaciones que se producen en todos los países, donde una mayoría de ciudadanos cree que sus gobernantes son menos que idiotas, no se corresponden con la realidad. Y me explico:

Como ilustración del tema, tenemos la situación política actual de la mayoría de los países, aunque nos vamos a centrar sólo en dos: España y EEUU.

En España, baste decir que, los resultados de las últimas elecciones generales, justificarían por sí solas la calificación que se le otorgaría a los votantes que una y otra vez, de forma repetitiva y zombificada, han votado a políticos y partidos corruptos.

Entonces... ¿son idiotas los votantes que repiten una y otra vez los mismos errores...?

La respuesta que daríamos a dicha pregunta seguramente sería del todo afirmativa... pero, ¿es cierto? 

Dejemos la respuesta para más adelante, y vayamos al otro ejemplo: EEUU.

La elección de Donald Trump, el pasado día 8 de noviembre 2016, como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, contra todo pronóstico (inteligente e intelectual), ha hecho que las decenas de millones de votantes de dicho país, que han elegido a Trump, aparezcan ante los ojos de los grandes analistas e intelectuales, como idiotas. Pero repito, sólo se trata de la visión de los “inteligentes e intelectuales”. Aun así, ¿podemos afirmar con rotundidad que dichos votantes padecen el síndrome de la idiotez? Igual como ya comentamos en el ejemplo de España, para conocer la respuesta, habrá que seguir más adelante para conocerla, ya que antes, vamos a analizar dichas situaciones.

La elección de un candidato a presidente, del país que sea o interese, es muy importante, pues no debe tratarse de una persona moralmente intachable, ni preparada para asumir la responsabilidad de gobernar un país, es más, ni siquiera tiene que ser inteligente; preferiblemente se precisa que sea idiota.

Y eso por qué... se preguntará el lector...

La respuesta es muy obvia cuando se conocen los motivos, las causas y los objetivos...
De hecho, ya se nos avisó por parte del trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. Sí, me estoy refiriendo a John F. Kennedy.

Una semana antes de ser asesinado en Dallas el 22 de noviembre 1963, Kennedy declaró que existía otro gobierno dentro del Gobierno de EEUU, el cuál era quien realmente gobernaba o mandaba en el país. Como ya sabemos, no tuvo tiempo de decir o hacer mucho más, ya que fue asesinado por dicho “gobierno en la sombra”, tal como manifestó el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos (U.S. House of Representatives Select Committee on Assassinations) que fue constituido en 1976 para investigar el asesinato del Presidente John F. Kennedy. En el informe final de dicho comité, se concluyó, entre otros hechos, que el presidente John F. Kennedy fue asesinado como resultado de una conspiración, en la que estuvieron involucradas varias dependencias del Gobierno estadounidense.
No vamos a detallar ahora todos los acontecimientos que llevaron al magnicidio del presidente Kennedy, pues no es este el tema. Pero sí hacemos referencia a unos hechos que destaparon la existencia de dicho gobierno en las sombras, cuya presencia ya se venía notando desde mucho tiempo atrás.

No hay más que repasar los acontecimientos históricos que llevaron a dicho “gobierno secreto” a asesinar al presidente Kennedy, para darse cuenta de que, quien no es sumiso o no “obedece” las instrucciones dadas, no tiene cabida en esta sociedad. Una sociedad hipócrita, fabricada según los deseos del real gobierno oculto a nivel mundial. Un gobierno en las sombras que decide qué hechos deben producirse, quien debe “gobernar” o a quien hay que eliminar, por resultarles molesto o peligroso.

Y una de las mejores maneras de mantenerse en las sombras es precisamente poniendo a “hombres y gobiernos de paja” en la presidencia de los países escogidos para llevar a cabo “su experimento” con la Humanidad.

Quizás ahora sí se entienda cómo, por poner un ejemplo, el PSOE ha apoyado al PP, al partido antagonista por excelencia del partido socialista, para que su presidente (un político mediocre) pueda volver a dirigir un gobierno impuesto para continuar con la eliminación de derechos sociales, que lleven a la población a la aceptación de su existencia como mera mercancía o ganado.
Y es así como se puede entender que, en contra de todas las previsiones, haya sido elegido Donald Trump, un individuo que ha demostrado carecer de la empatía y la preparación necesaria para ser el presidente del país más poderoso del mundo.

Y es que, el “Gobierno oculto”, el que gobierna y manda de verdad, ya hace tiempo que se dedicó a idiotizar a las masas, para que éstas actuasen según ellos habían previsto. Sólo hay que ver los planes de educación que se dan en cada uno de dichos países, donde ya desde la más tierna infancia, a los niños se les va adoctrinando, tutelando y dirigiendo cómo deben pensar, en qué deben creer, o quiénes tienen derechos sociales y quiénes no. Creando una sociedad competitiva, injusta, antisocial, hipócrita y deshumanizada.

Otra evidencia de cómo se manipula a las masas, las tenemos en los diferentes reconocimientos o “premios”, otorgados a individuos donde la lógica no acaba de encajar, como son algunos “Premios Nobel”, o premios literarios que, en muchas ocasiones, poseen menos interés que la lista de la compra. Pero todo eso forma parte del plan, del experimento de idiotizar a las masas, de la técnica del marketing.

¿A que ahora sí se entiende por qué ha salido de nuevo Rajoy elegido presidente de España o Donald Trump como presidente de EEUU?

Por eso no hay que extrañarse cómo, nada más conocerse la noticia, el presidente Rajoy ha corrido a felicitar a su colega Trump, al fin y al cabo son tan parecidos, que hay quien los confunde.


José Luis Giménez



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