jueves, 15 de marzo de 2018

¿Es todo perdonable?


Toda violencia es deleznable, pero cuando se trata de la violencia infligida a un ser inocente y desamparado, como es un niño, un adolescente o una persona física o psiquicamente limitada, el daño es mucho mayor, tanto por la crueldad y el ensñamiento llevado a cabo contra la victima indefensa, como por el alto grado de maldad necesario para poder cometer esa clase de crímenes.

Hace unos días hemos asistido a un crimen de dichas caracteristicas, me refiero al asesinato del niño Gabriel Cruz. Llevado a cabo, según ha confesado la propia autora, por la pareja de su padre, un agravante más, al ser motivo de confianza por parte del menor que confía en esa “persona”.

No vamos a detallar y pormenorizar lo sucedido, pues no es el objeto de este escrito, pero sí decir que este tipo de crímenes se cometen mucho más habitualmente de lo deseado, por no decir que nunca se desea ningún tipo de crimen, sea cual sea. Pero lo peor de esto, si es que aún puede ser peor, es que a estos asesinos crueles y despiadados, no se les imposibilita que puedan volver a asesinar y claro, al cabo de unos pocos años en la cárcel, que no suelen ser más de 7 años, como ya hemos podido comprobar con la mayoría de esta clase de asesinos, salen de nuevo a la calle, y una gran mayoría de éstos, vuelven a asesinar, a violar, a delinquir.

En este caso, conociendo la personalidad del asesino, y viendo como las leyes le permiten volver a asesinar impunemente, cabe hacerse una pregunta: ¿Quiénes son los responsables de que este tipo de criminales vuelvan a cometer los mismos crímenes por los que ya fueron juzgados, condenados y encarcelados? Creo que aquí hay más de un responsable, y no me refiero únicamente al criminal.

La reclusión de un delincuente debería servir para su reabilitación en la sociedad, pero en la práctica sabemos que no es así. En la cárcel se aprende a delinquir mejor. Quizás lo que falla no sea el objetivo, sino los medios. Habrá pues que cambiar dichos medios.

Un asesino desalmado ni tiene posibilidad de reinserción, ni se lo merece. Sí, sí, ya sé... ahora me lloverán críticas. Pues señores, a todos esos que están tan decididos a permitirle una vida llena de confort a los asesinos crueles de niños inocentes, de salvajes crímenes; que los acojan en sus casas, junto a sus hijos, cuando a los 7 años, como máximo, salgan a la calle. Si lo hacen así, estaré conforme con que les den esa "oportunidad" que ellos nunca han dado a nadie.

Dejémonos de hipocresía. El asesino psicópata, cruel y desalmado no tiene cabida en una sociedad. No puede disponer de la libertad que le va a permitir seguir matando y violando, como ya hemos visto en cientos de casos que está sucediendo. Esos individuos/as no son personas. Y de igual manera que hay que tolerar a los que opinan que hay que darles todas las oportunidades y mantenerlos en perfectas condiciones físicas y de confort, también tengo derecho a pedir que a dichos desalmados no se les permita volver a pisar la calle jamás. Y sé lo que digo.

José Luis Giménez