miércoles, 23 de noviembre de 2016

Una muerte oportuna


Muchos nos hemos despertado hoy, día 23 de noviembre de 2016, con la noticia de la repentina muerte de Rita Barberá, la que fuera alcaldesa de Valencia durante más de 24 años, la número 3 del Partido Popular, a la que sus dirigentes habían calificado como la mejor alcaldesa de España, y la misma que, en los últimos meses, pasó de ser la “mejor” del Partido Popular, a ser repudiada y expulsada del partido por los mismos compañeros que unos meses antes la habían encumbrado a lo más alto.

Y es que los casos de corrupción habidos en el Partido Popular, hizo que la hasta entonces ejemplo de eficacia política, pasase a ser una gran molestia para su partido, a la que se le llegó a recriminar públicamente el hecho de que no hubiese dimitido y liberado al propio partido de cualquier sospecha. 

Unos y otros dirigentes del Partido Popular, dijeron públicamente en los medios que, “la ex alcaldesa, debería haber dimitido antes de que fuese obligada a hacerlo, que su comportamiento era indigno y que si había hecho todo lo que se le presuponía había hecho, lo tenía que pagar... ” Esto entre otras lindezas.

El propio Partido Popular le había buscado una salida a Rita Barberá, otorgándole el escaño de senadora por designación autonómica; desde el 2015 hasta el día de hoy en que ha fallecido.

La opinión pública, así como algunos medios y la oposición, alegaban que el escaño otorgado por designación directa a la Sra. Barberá por parte del Partido Popular, se correspondía con la intención por parte del PP, de que la ex alcaldesa siguiera aforada. Situación que impediría que fuese imputada junto a sus compañeros del PP de Valencia en el caso “Taula”, sobre el presunto blanqueo de capitales del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia durante su etapa como alcaldesa.

Extremo este que de llevarse a cabo, podría poner en grave situación a otros dirigentes de la cúpula del Partido Popular, por lo que si la ahora senadora, “tiraba de la manta”, las consecuencias podrían ser incalculables.

Es por eso que cuando el pasado lunes 21 de noviembre, la entonces senadora por el grupo mixto (ya que fue expulsada de su partido, el Partido Popular) acudió al Tribunal Supremo, para responder a las preguntas del magistrado Cándido Conde-Pumpido, y el fiscal Juan Ignacio Campos, al haber sido imputada en la causa que  investiga el presunto blanqueo de capitales del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia durante su etapa como alcaldesa, a más de un alto dirigente de la cúpula del PP, le empezaron a temblar las piernas.

Y ha sido gracias al óbito de la ya ex senadora Rita Barberá que, los que estaban preocupados por lo que el Tribunal Supremo pudiera decidir una vez hubiese declarado la imputada, han respirado aliviados, pues ahora sólo cabe el archivo de la pieza del caso “Taula” que imputaba a la ex alcaldesa.

Las reacciones no se han hecho esperar, y tan pronto como la cúpula del PP ha tenido conocimiento del hecho, han promovido y dedicado toda una serie de homenajes y de buenas palabras hacia la persona de Rita Barberá, la persona que tan sólo dos días atrás era “alguien indigno de representar al PP” tal como afirmó públicamente uno de sus dirigentes, o como fue apartada y reprobada por todos sus compañeros que hoy la alababan, una vez muerta y sin opción de hablar.

Para demostrar su “gran dolor”, la presidenta de la Cámara Baja (Congreso de los diputados) y dirigente del Partido Popular, Ana Pastor, ha instado a guardar un minuto de silencio en la Cámara, en homenaje a la ex senadora Barberá. Un hecho insólito, nunca antes llevado a cabo por el fallecimiento de ningún otro senador, a pesar de que a otros senadores, como es el caso del malogrado senador por Aragón José Antonio Labordeta, fallecido en septiembre de 2010, no se le hizo el mencionado minuto de silencio porque según alegó la Mesa del Congreso “Nunca se había hecho por otros senadores”.

Únicamente se han abstenido de realizar dicho homenaje los diputados de la formación “Unidos-Podemos”, quienes por boca del Secretario General de Podemos, Pablo Iglesias, ha manifestado que: “lamentamos la muerte de Barberá pero no podemos participar en un homenaje político a alguien cuya trayectoria está marcada por la corrupción”. Así mismo Alberto Garzón, también ha señalado que: “hacer un minuto de silencio en el Congreso por la muerte de Rita Barberá es un homenaje a su trayectoria. Nos negamos y nos salimos.”

La familia de Rita Barberá, ha declinado los ofrecimientos realizados por el actual Ayuntamiento de Valencia para instalar la capilla ardiente en dicho Ayuntamiento, así como ha manifestado su deseo de que el funeral sea realizado en la más estricta intimidad familiar, sin que dicho acto sea politizado, mostrando un lógico enfado hacia el Partido Popular.


© 23/11/2016 José Luis Giménez  

martes, 15 de noviembre de 2016

"El anuncio de la lotería que te hará llorar..."


Este es el titular de algunos periódicos para el anuncio de la lotería de este año 2016.

Y es que detrás de este anuncio aparentemente solidario y conmovedor, se mueven otros intereses más espurios.

El anuncio presenta a una abuela, maestra jubilada, de un pueblecito del Norte de España, al ver que el número que tiene de lotería, sale premiado en la TV, pero no sé da cuenta de que se trata del sorteo del año anterior. Ya que ese día es el 21 de diciembre y no el 22, que es la fecha del sorteo.

Contenta y llena de alegría, sale a la calle a festejarlo con los vecinos, amigos y familiares. Éstos se dan cuenta del error de la abuela, pero no quieren desilusionarla y le siguen el “juego”.

La abuela les dice a todos que hay que ir a decírselo a los que están en el paro, a la peluquera, etc.

Y es así como se va uniendo todo el pueblo: el vendedor de lotería, la peluquera, el del bar, los pescadores, y hasta el cura (a pesar de que se negaba a hacer sonar las campanas, pero acaban sonando) y la guardia civil, se unen al festejo.

A final del anuncio, aparecen todos reunidos en el faro, lugar donde han ido a festejar el premio, y es ahí cuando el hijo de la maestra jubilada, la abuela, decide decirle la verdad... pero antes de poder decirle nada, la abuela lo mira y le dice que ya sabe lo que le va a decir... el hijo pone cara de asombro pues piensa que la abuela ya se ha dado cuenta de su error, pero en lugar de eso, lo que le dice la abuela es que ese premio de la lotería es para ellos.

Como es previsible imaginar, en este momento, a quien esté viendo el anuncio, se le saltarán las lágrimas.

Y es que no es para menos. ¿Acaso no hay parados en todas y cada una de las familias trabajadoras de este país? ¿Acaso no hay familia en este país con problemas de dependencia, de falta de ayudas sociales, de desahucios...?

En cambio, en este anuncio, la solución está al final... ¡HAY QUE COMPRAR  LOTERÍA!

Porque tal como dice una de las hijas de la abuela... ¿Y si nos toca...?

Así que, ahora, ya lo sabes; no hay que exigir al Gobierno de turno que cumpla con su obligación y legisle en favor de los ciudadanos más desvalidos; no hay que reprobar a los políticos corruptos, ni siquiera hay que exigir que se haga cumplir la Constitución, ni tampoco hacer leyes justas. La solución está en ¡comprar lotería!

De todas formas, lo cortés no quita lo valiente, y hay que felicitar al director del spot por conseguir con creces lo que se pretendía: tocar la fibra del público, “jugar” con los sentimientos de la gente más necesitada.

El anuncio se puede ver en el link siguiente:



© 2016 José Luis Giménez 

sábado, 12 de noviembre de 2016

El viajero del futuro

El viajero del futuro

La Tierra, tercer planeta del sistema solar, era de Acuario, del Eón Sophía.

Hoy ha venido a visitarme un viajero del tiempo... ha llegado desde el futuro...

La verdad es que le ha costado convencerme de que lo que él me decía era cierto... y no era producto de las dos copas de vino que me había bebido.

En resumen, lo que me ha venido a decir es que, en el futuro se ha llegado a una situación límite, donde la expresión está censurada incluso de las formas más ingenuas. Ya no es posible decir nada que atente contra el gobierno o alguno de sus miembros, aunque estén imputados, bueno, me ha dicho que la palabra “imputado” ha sido prohibida, ahora se les llama “en proceso de revisión”.

Lo que a estos seres del futuro les preocupa, es que no tengamos la suficiente valentía como para enfrentarnos a las leyes injustas, tipo “Ley Mordaza” del PP, ya que este es el principio que nos llevará a una dictadura global, en dónde nadie tendrá derecho a expresarse con plena libertad, pues sus expresiones (de todo tipo) deberán pasar antes por el “Gabinete de control social”, más conocido popularmente como “la Censura”.

Después de revisar cientos de años atrás en nuestro tiempo (me comentó el viajero), hemos descubierto que el origen de este nuevo Orden Mundial se produjo en España y más concretamente con el Partido Popular en el Gobierno.

Es por eso que os hacemos una llamada de auxilio a vosotros, nuestros ancestros, para que no nos releguéis a la ignorancia, a la miseria de alma y espíritu y, sobre todo, a perder la dignidad.  

Si no podemos vivir con dignidad, preferimos no haber existido. Para eso ya están los animales de granja.

¡Honrados antepasados! ¡Os necesitamos! No nos neguéis el derecho a vivir con dignidad.

Firmado:
Vuestros descendientes.

Mensaje recibido por:
© 2016 José Luis Giménez




¿Quién representa los ideales?



Se tiende a denunciar una mala conducta, una mala respuesta o cualquier hecho gravoso cometido por un determinado político, como si éste representase la ideología que se le supone está representando en el Parlamento de su país. De la misma manera que sucede cuando se descubre el delito cometido por un individuo que ejerce de sacerdote en cualquiera de las Iglesias conocidas.

No todos los políticos son corruptos, ni todos los políticos de derechas son fascistas, dictatoriales o xenófobos, por poner un ejemplo. Como tampoco todos los políticos de izquierdas son radicales comunistas, marxistas o leninistas; ni tampoco todos los curas son pederastas...

Pero... ¿qué sucede cuando cualquiera de los ejemplos comentados, son denunciados públicamente y condenados por la justicia?

Aunque parezca paradójico, incoherente o incluso demencial, el ciudadano de ideas políticas acorde con las del partido político corrupto, suele buscar excusas a los hechos probados que demuestran la culpabilidad del individuo corrupto; en vez de exigir su inmediata reprobación y la correspondiente responsabilidad política, civil o penal, según corresponda. Justificando dichos hechos denunciados como ataques de los partidos políticos con doctrinas antagonistas. Lo que le sirve a él mismo, como votante de dicho partido político afín a su ideología, como justificante para volver a confiar en dicho partido político y por tanto otorgarle su voto. 

Cuando el ciudadano perteneciente a una idea política, representada por un partido que comparte dicha doctrina, se encuentra con el dilema de tener que reprobar a un destacado político del partido al que vota porque así debe ser, ya que es una tradición familiar; cierra los ojos, se tapa los oídos y la nariz, para no tener que ver, oír ni oler a podrido, y vota. A fin de que “su” partido político, siga en el poder.

Y este es el gran error del ciudadano aferrado a su ideal, el cual identifica la doctrina de “su” partido político con el individuo al que vota. 

Ni la política de derechas es mala, ni la de izquierdas es buena, ni la de centro es la mejor... ni los partidos azules, rojos o morados son mejores o peores.

Las ideas políticas pueden ser buenas o malas, dependiendo de la posición subjetiva que se contemplen. 

Lo único que sí va a condicionar la estabilidad social será la honradez. Una honradez total, donde el propio candidato asuma su capacidad o incapacidad para desempeñar el cargo al que su partido le ha asignado. Donde el partido político que sea, actúe honradamente, sin subterfugios, sin desviar la atención de lo que realmente es importante, sin que mientan ni manipulen, o lo que es peor, que su actuación vaya en contra de los derechos de los ciudadanos a los que se supone que defienden y representan.

El partido político debe dar ejemplo de honradez y ser el primero en denunciar y en tomar medidas; todas las que sean necesarias para eliminar cualquier rastro de corrupción, ya afecte al Secretario general, al presidente o al último de sus afiliados.

No se puede pretender “arreglar” el mundo u otros países, cuando no has solucionado los problemas del tuyo. Ayudar al necesitado de otro país está muy bien y debe hacerse siempre que sea posible, pero no a costa de desproteger y dejar sin ayuda a tus propios conciudadanos, esos que han luchado y trabajado para que ahora el político de turno pueda disponer de un estatus mucho más elevado que el ciudadano medio del país. 

La hipocresía demostrada de todos los partidos políticos es tal, que mejor hubiese sido que nunca hubieran existido. 

El Ser humano es un ser imperfecto, lo que le lleva a cometer muchos errores. Pero estos errores deberían servir para aprender y no volver a tropezar en la misma piedra, cosa que, como se puede comprobar, no sucede.

Antes que una u otra ideología política, lo que se debería mirar en los partidos políticos es su total honradez. Si éstos son honrados, no importará la ideología política que tengan, pues sus actuaciones serán honestas. Si en cambio no lo son, no importa que su ideología política sea afín a la nuestra; lo correcto es rechazar, reprobar y evitar que dicho partido y sus correspondientes políticos corruptos sigan en el poder, pues de no hacerlo, teniendo conocimiento de causa, se estará siendo cómplice de dicha corrupción.


© 2016 José Luis Giménez

jueves, 10 de noviembre de 2016

Los hechos históricos se pueden ocultar, pero no se pueden cambiar.


El 15 de Mayo del 2011, el Pueblo español dijo ¡basta!; basta de recortes, basta de pérdida de derechos constitucionales, basta de recortes de derechos sociales, basta de corrupción política, basta del abuso de la banca, basta del abuso de las grandes compañías energéticas, basta de acabar con las ilusiones y derechos de todo un Pueblo.

Las estadísticas oficiales dicen que fueron más de 8.500.000 (ocho millones quinientos mil) españoles los que se manifestaron en las calles exigiendo un cambio en la política del país, que el gobierno de entonces (PSOE de Zapatero), había llevado a cabo, con los recortes y la reforma laboral que empezó a eliminar derechos laborales y sociales. Pero incluso así, aún no se habían atrevido a eliminar uno de los derechos constitucionales más importantes: el derecho a la libre expresión y a la manifestación.

Seis meses después, el 20 de noviembre de 2011, se celebraron elecciones generales, que fueron ganadas por el Partido Popular de Mariano Rajoy por mayoría absoluta. Lo cual demuestra que había más de 8.500.000 españoles que sí estaban de acuerdo con los recortes sociales, la reforma laboral o todo aquello que beneficie al rico, al poderoso. (Entre otras consideraciones que omito reflejar, por temor a la “Ley mordaza”).

El Gobierno de Rajoy tomó inmediatamente nota de todo lo sucedido, y emprendió una nueva reforma laboral más dura que la anterior, eliminado los pocos derechos laborales que aún le quedaban al trabajador español. Pero como las manifestaciones del Pueblo se seguían produciendo, y se denunciaban casos de abusos de fuerzas policiales u otros organismos, así como la presión de la calle se estrechaba sobre los políticos del Partido Popular (sobre todo por lo que se vino en llamar “scratches”), debido sobre todo al escandaloso aumento de los desahucios de familias que lo habían perdido todo, el Gobierno de Rajoy, decidió legislar al respecto y, haciendo uso y abuso de su mayoría absoluta en las Cortes, aprobó la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como “Ley mordaza”.

Ahora ya no sería posible manifestarse como antes, es decir, en las mismas condiciones; ni tampoco por los lugares por donde antes era posible hacerlo (por ejemplo en las cercanías del Congreso, el “Parlamento del Pueblo”), ni tampoco se podría fotografiar a los miembros de los cuerpos de seguridad aun cuando estuviesen cometiendo un abuso de funciones o actuaciones desmedidas, ni se podría escribir según qué letras de canciones, o representar según qué obras teatrales. Los periodistas ya no podrían informar como antes, es decir, publicando fotografías que prueben una desmedida actuación policial (baste revisar las hemerotecas y las últimas noticias aparecidas en algunos medios no oficialistas, para comprobar como varios periodistas han sido denunciados, sancionados con elevadas multas de miles de euros, o están encausados en los juzgados debido al ejercicio de su profesión), y lo peor de todo, el miedo y la censura se instauró entre los españoles como ya ocurriese en la etapa de la dictadura franquista. ¡Ni el propio “caudillo” se habría atrevido a tanto! Por lo menos en lo referente a la protección del trabajador y la familia.

La “Ley mordaza” ha empezado a causar estragos entre los que han querido seguir desempeñando su profesión de periodista o comunicador. Y ya no son pocos los ciudadanos que se han visto ante los juzgados y sancionados con multas elevadísimas que pueden llegar a cientos de miles de euros, dependiendo de sus palabras. Ahora las palabras tienen un precio muy elevado; mucho más que las acciones de los políticos corruptos que han estado engañando y defraudando al Pueblo español de forma sistemática. Pero tal como presume el Gobierno de Rajoy, la gente les ha votado a ellos por mayoría, así que se deduce que eso es lo que quieren.

¿De verdad, de verdad que la mayoría de los españoles quieren lo que ha hecho y está haciendo el Partido Popular y su gobierno con Rajoy a la cabeza?

No, eso no es verdad. Lo que sí es verdad, es que de los más de 47 millones de españoles (47,021.031), únicamente tienen derecho al voto 35,779.491 (más de 35,77 millones), y de esos 35,77 millones, sólo ejercieron su derecho a votar un total de 24,590.557 (poco más de 24,59 millones), lo que supone que únicamente ejercieron su derecho al voto un 68,7% del total de los españoles con derecho a votar, pero que a la vez supone un 52,2% del total de los habitantes españoles. Pero ahora hay que ver cuántos de esos 24,5 millones de españoles votaron al Partido Popular en las elecciones del 2011, cuando las ganó por mayoría. En las elecciones generales de 2011, al Partido Popular le votaron un total de 10,866.566 españoles, es decir, tan sólo un 23,11% del total de los habitantes españoles, lo que deja muy claro que no se trata de la mayoría de los españoles, ni siquiera de la mitad, ni tan solo de un cuarto de la población. Pero seamos justos y comparemos únicamente el número de votos obtenidos con el total de ciudadanos con derecho al voto; en este caso, nos da un resultado del 44,27 % del total de los españoles con derecho a voto. Es decir, seguimos sin obtener la mayoría de los españoles con derecho a voto.

Como todo el mundo sabe, o debería saberlo si ha estudiado matemáticas en el colegio, el 44,27% nunca es la mayoría, ya que sobre 100, para que sea mayoría simple, debería ser un mínimo del 51%, cosa que no ha sucedido en ningún caso con el Partido Popular.

Pero esta es la manera de vender de la mayoría de los partidos políticos, adaptan las matemáticas a su propia conveniencia; cuando las matemáticas, es la ciencia más exacta que se conoce y no admite diferentes interpretaciones; otra cosa es que se manipulen los datos y se mezclen churras con merinas (me refiero a las ovejas, como supongo habrán entendido sus “excelsas señorías”), como suelen hacer nuestros políticos.
Después de más de cuatro años de sufrimiento tras sufrimiento, en una legislatura cargada de corrupción política hasta extremos insospechados, así como de recortes sociales y eliminación de derechos constitucionales, laborales y sociales, el pasado 20 de noviembre de 2015, se llevaron a cabo las elecciones generales. Todo parecía indicar que la honestidad y el deseo de conseguir lo mejor para el país se iba a imponer sobre la mediocridad y la corrupción.

Los resultados dieron de nuevo el triunfo al Partido Popular, es decir, fue el partido político más votado, con un total de 7.236.965 votos, lo que supone un 28,4% sobre el total de los votos emitidos (25,43 millones); o lo que es lo mismo, un 19,8% sobre el total de los habitantes inscritos (36,51 millones de españoles). Lo que no supone siquiera un apoyo de 2 personas con derecho a voto por cada 10.
A pesar de ser el partido más votado con ese 19,8% del total de los votantes inscritos, el Partido Popular no ha podido formar gobierno en las Cortes, pues ningún otro grupo parlamentario ha querido darle su apoyo. Lo que ha llevado a tener que convocar nuevas elecciones para el próximo día 26 de junio de 2016, ya que el resto de los grupos parlamentarios tampoco han sido capaces de ponerse de acuerdo para formar gobierno.

Y ahora es cuando viene la diatriba, ¿Es que los ciudadanos españoles de “a pie” no nos merecemos justicia, libertad, trabajo y unos políticos decentes?

Es difícil responder a esa pregunta, pues ocasiones para cambiar la situación ha habido, pero sin embargo no se ha querido cambiar.

Ahora echo de menos ese 15 de mayo del 2011, donde aún podía quejarme, protestar y manifestarme en la calle, reclamando esa justicia, ese trabajo y esa honestidad que tanta falta necesitamos. Ya no volveremos a tener otro 15 de mayo, ya no volveremos a sentirnos libres, a pesar de carecer de la justicia.

Dicen que las penas si se comparten con personas honestas resultan menos dolorosas, pero si además, son provocadas por la sinrazón, la falta de honestidad y la corrupción sistemática, amparada por la complicidad de ciertos votantes que presumen de ser más españoles que nadie, pero que en cambio tienen sus dineros en paraísos fiscales, entonces, el desánimo se apodera del más valiente.

No sé si este escrito me traerá consecuencias, pero yo no me callaré ante lo que considero injusto, anti democrático y anti social.

© 15 de mayo 2016 - José Luis Giménez
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El Premio Nobel de Literatura

Bob Dylan

El Premio Nobel no es un concurso. Nadie compite por dicho premio, sino que, una serie de banqueros y personajes influyentes, que conforman el Cómite Nobel Noruego, deciden cómo llamar la atención del público, otorgando un premio o reconocimiento que, en la mayoría de los casos, no lo es. Podríamos recordar varios de dichos “premios Nobel”, como los otorgados por la paz, a personajes tan polémicos como: Henry A. Kissinger; Jimmy Carter; Al Gore; Barack Obama; y así un largo etcétera. Casi siempre otorgado a políticos, presidentes de gobiernos o personajes con gran relevancia en la política por el poder que ostentan y que, precisamente, no siempre es usado para conseguir la paz.

Con otros premios Nobel, también sucede otro tanto. Y así podríamos llenar páginas enteras de nombres que no parecen ser los que hayan hecho más méritos para obtener dicho galardón. Pero el público se olvida de que dicho galardón, no es un reconocimiento universal, aunque en la práctica se haya convertido en eso.

Cuando se le otorga dicho premio Nobel al candidato elegido por el Comité Nobel Noruego, no se le concede porque sea el mejor en su especialidad o haya demostrado poseer más méritos que otros. Se le concede porque es un acto político con intereses políticos.

Algo parecido sucede con otros premios literarios, donde el galardón ya está concedido de antemano. Y no porque se trate de una obra magistral, no. Sino porque se trata del negocio de una gran editorial de las mayores del Planeta, donde todo se basa en una gran campaña de marketing, en la que es posible hacer pasar a un bufón por un literato.

Y esto explicaría el por qué, a determinados premios Nobel, el público siente un cierto rechazo. Como ha sucedido con el recién anunciado premio Nobel de literatura al cantautor Bob Dylan. Claro que visto muchos de los premios Nobel anteriores de literatura, me quedo con Dylan que, aunque no se entienda la letra, por lo menos podemos tatarear la música.

José Luis Giménez
www.jlgimenez.es

La inteligencia y la idiotez

(De Rajoy a Trump, pasando por el premio Nobel)


Se suele atribuir la idiotez a aquellos individuos carentes de titulaciones académicas, como si dichas titulaciones fuesen un antídoto contra la deficiencia intelectual.

La realidad es muy distinta, pues cada día se pueden ver en los medios o “mass media” a individuos poseedores de titulaciones académicas de todo tipo, e incluso con varias titulaciones muy pomposas que exhiben como si de medallas al valor se tratasen; cuando en realidad lo que hacen es escudarse en dichos títulos para disimular su idiotez.

Porque idiotas e imbéciles los hay en todas partes y en todas las situaciones imaginables. Y no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de ello.

La prueba la tenemos en los hechos que suceden a diario en toda la Sociedad, donde se suele calificar fácilmente de idiota o imbécil a aquél que no comparte nuestros credos religiosos, equipos de fútbol o ideas políticas.

Y sí, es cierto, hay demasiado idiota suelto por el mundo. Pero las situaciones que se producen en todos los países, donde una mayoría de ciudadanos cree que sus gobernantes son menos que idiotas, no se corresponden con la realidad. Y me explico:

Como ilustración del tema, tenemos la situación política actual de la mayoría de los países, aunque nos vamos a centrar sólo en dos: España y EEUU.

En España, baste decir que, los resultados de las últimas elecciones generales, justificarían por sí solas la calificación que se le otorgaría a los votantes que una y otra vez, de forma repetitiva y zombificada, han votado a políticos y partidos corruptos.

Entonces... ¿son idiotas los votantes que repiten una y otra vez los mismos errores...?

La respuesta que daríamos a dicha pregunta seguramente sería del todo afirmativa... pero, ¿es cierto? 

Dejemos la respuesta para más adelante, y vayamos al otro ejemplo: EEUU.

La elección de Donald Trump, el pasado día 8 de noviembre 2016, como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, contra todo pronóstico (inteligente e intelectual), ha hecho que las decenas de millones de votantes de dicho país, que han elegido a Trump, aparezcan ante los ojos de los grandes analistas e intelectuales, como idiotas. Pero repito, sólo se trata de la visión de los “inteligentes e intelectuales”. Aun así, ¿podemos afirmar con rotundidad que dichos votantes padecen el síndrome de la idiotez? Igual como ya comentamos en el ejemplo de España, para conocer la respuesta, habrá que seguir más adelante para conocerla, ya que antes, vamos a analizar dichas situaciones.

La elección de un candidato a presidente, del país que sea o interese, es muy importante, pues no debe tratarse de una persona moralmente intachable, ni preparada para asumir la responsabilidad de gobernar un país, es más, ni siquiera tiene que ser inteligente; preferiblemente se precisa que sea idiota.

Y eso por qué... se preguntará el lector...

La respuesta es muy obvia cuando se conocen los motivos, las causas y los objetivos...
De hecho, ya se nos avisó por parte del trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. Sí, me estoy refiriendo a John F. Kennedy.

Una semana antes de ser asesinado en Dallas el 22 de noviembre 1963, Kennedy declaró que existía otro gobierno dentro del Gobierno de EEUU, el cuál era quien realmente gobernaba o mandaba en el país. Como ya sabemos, no tuvo tiempo de decir o hacer mucho más, ya que fue asesinado por dicho “gobierno en la sombra”, tal como manifestó el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos (U.S. House of Representatives Select Committee on Assassinations) que fue constituido en 1976 para investigar el asesinato del Presidente John F. Kennedy. En el informe final de dicho comité, se concluyó, entre otros hechos, que el presidente John F. Kennedy fue asesinado como resultado de una conspiración, en la que estuvieron involucradas varias dependencias del Gobierno estadounidense.
No vamos a detallar ahora todos los acontecimientos que llevaron al magnicidio del presidente Kennedy, pues no es este el tema. Pero sí hacemos referencia a unos hechos que destaparon la existencia de dicho gobierno en las sombras, cuya presencia ya se venía notando desde mucho tiempo atrás.

No hay más que repasar los acontecimientos históricos que llevaron a dicho “gobierno secreto” a asesinar al presidente Kennedy, para darse cuenta de que, quien no es sumiso o no “obedece” las instrucciones dadas, no tiene cabida en esta sociedad. Una sociedad hipócrita, fabricada según los deseos del real gobierno oculto a nivel mundial. Un gobierno en las sombras que decide qué hechos deben producirse, quien debe “gobernar” o a quien hay que eliminar, por resultarles molesto o peligroso.

Y una de las mejores maneras de mantenerse en las sombras es precisamente poniendo a “hombres y gobiernos de paja” en la presidencia de los países escogidos para llevar a cabo “su experimento” con la Humanidad.

Quizás ahora sí se entienda cómo, por poner un ejemplo, el PSOE ha apoyado al PP, al partido antagonista por excelencia del partido socialista, para que su presidente (un político mediocre) pueda volver a dirigir un gobierno impuesto para continuar con la eliminación de derechos sociales, que lleven a la población a la aceptación de su existencia como mera mercancía o ganado.
Y es así como se puede entender que, en contra de todas las previsiones, haya sido elegido Donald Trump, un individuo que ha demostrado carecer de la empatía y la preparación necesaria para ser el presidente del país más poderoso del mundo.

Y es que, el “Gobierno oculto”, el que gobierna y manda de verdad, ya hace tiempo que se dedicó a idiotizar a las masas, para que éstas actuasen según ellos habían previsto. Sólo hay que ver los planes de educación que se dan en cada uno de dichos países, donde ya desde la más tierna infancia, a los niños se les va adoctrinando, tutelando y dirigiendo cómo deben pensar, en qué deben creer, o quiénes tienen derechos sociales y quiénes no. Creando una sociedad competitiva, injusta, antisocial, hipócrita y deshumanizada.

Otra evidencia de cómo se manipula a las masas, las tenemos en los diferentes reconocimientos o “premios”, otorgados a individuos donde la lógica no acaba de encajar, como son algunos “Premios Nobel”, o premios literarios que, en muchas ocasiones, poseen menos interés que la lista de la compra. Pero todo eso forma parte del plan, del experimento de idiotizar a las masas, de la técnica del marketing.

¿A que ahora sí se entiende por qué ha salido de nuevo Rajoy elegido presidente de España o Donald Trump como presidente de EEUU?

Por eso no hay que extrañarse cómo, nada más conocerse la noticia, el presidente Rajoy ha corrido a felicitar a su colega Trump, al fin y al cabo son tan parecidos, que hay quien los confunde.


José Luis Giménez