(De Rajoy a Trump, pasando por el premio Nobel)
Se suele atribuir la idiotez a aquellos individuos carentes de titulaciones
académicas, como si dichas titulaciones fuesen un antídoto contra la
deficiencia intelectual.
La realidad es muy distinta, pues cada día se pueden ver en los medios o “mass media” a individuos poseedores de
titulaciones académicas de todo tipo, e incluso con varias titulaciones muy
pomposas que exhiben como si de medallas al valor se tratasen; cuando en
realidad lo que hacen es escudarse en dichos títulos para disimular su idiotez.
Porque idiotas e imbéciles los hay en todas partes y en todas las
situaciones imaginables. Y no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta
de ello.
La prueba la tenemos en los hechos que suceden a diario en toda la
Sociedad, donde se suele calificar fácilmente de idiota o imbécil a aquél que
no comparte nuestros credos religiosos, equipos de fútbol o ideas políticas.
Y sí, es cierto, hay demasiado idiota suelto por el mundo. Pero las
situaciones que se producen en todos los países, donde una mayoría de
ciudadanos cree que sus gobernantes son menos que idiotas, no se corresponden
con la realidad. Y me explico:
Como ilustración del tema, tenemos la situación política actual de la
mayoría de los países, aunque nos vamos a centrar sólo en dos: España y EEUU.
En España, baste decir que, los resultados de las últimas elecciones
generales, justificarían por sí solas la calificación que se le otorgaría a los
votantes que una y otra vez, de forma repetitiva y zombificada, han votado a
políticos y partidos corruptos.
Entonces... ¿son idiotas los votantes que repiten una y otra vez los mismos
errores...?
La respuesta que daríamos a dicha pregunta seguramente sería del todo
afirmativa... pero, ¿es cierto?
Dejemos la respuesta para más adelante, y
vayamos al otro ejemplo: EEUU.
La elección de Donald Trump, el pasado día 8 de noviembre 2016, como
presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, contra todo pronóstico
(inteligente e intelectual), ha hecho que las decenas de millones de votantes
de dicho país, que han elegido a Trump, aparezcan ante los ojos de los grandes
analistas e intelectuales, como idiotas. Pero repito, sólo se trata de la
visión de los “inteligentes e intelectuales”. Aun así, ¿podemos afirmar con
rotundidad que dichos votantes padecen el síndrome de la idiotez? Igual como ya
comentamos en el ejemplo de España, para conocer la respuesta, habrá que seguir
más adelante para conocerla, ya que antes, vamos a analizar dichas situaciones.
La elección de un candidato a presidente, del país que sea o interese, es
muy importante, pues no debe tratarse de una persona moralmente intachable, ni
preparada para asumir la responsabilidad de gobernar un país, es más, ni
siquiera tiene que ser inteligente; preferiblemente se precisa que sea idiota.
Y eso por qué... se preguntará el lector...
La respuesta es muy obvia cuando se conocen los motivos, las causas y los
objetivos...
De hecho, ya se nos avisó por parte del trigésimo quinto presidente de los Estados
Unidos. Sí, me estoy refiriendo a John F. Kennedy.
Una semana
antes de ser asesinado en Dallas el 22 de noviembre 1963, Kennedy declaró que
existía otro gobierno dentro del Gobierno de EEUU, el cuál era quien realmente
gobernaba o mandaba en el país. Como ya sabemos, no tuvo tiempo de decir o
hacer mucho más, ya que fue asesinado por dicho “gobierno en la sombra”, tal
como manifestó el Comité
Selecto de la Cámara sobre Asesinatos (U.S. House of
Representatives Select Committee on Assassinations) que fue constituido en 1976 para investigar el asesinato del
Presidente John F. Kennedy. En el informe final de dicho comité, se concluyó,
entre otros hechos, que el presidente John F. Kennedy fue asesinado como
resultado de una conspiración, en la que estuvieron involucradas varias
dependencias del Gobierno estadounidense.
No vamos a detallar ahora todos los
acontecimientos que llevaron al magnicidio del presidente Kennedy, pues no es
este el tema. Pero sí hacemos referencia a unos hechos que destaparon la
existencia de dicho gobierno en las sombras, cuya presencia ya se venía notando
desde mucho tiempo atrás.
No hay más que repasar los
acontecimientos históricos que llevaron a dicho “gobierno secreto” a asesinar
al presidente Kennedy, para darse cuenta de que, quien no es sumiso o no
“obedece” las instrucciones dadas, no tiene cabida en esta sociedad. Una
sociedad hipócrita, fabricada según los deseos del real gobierno oculto a nivel
mundial. Un gobierno en las sombras que decide qué hechos deben producirse,
quien debe “gobernar” o a quien hay que eliminar, por resultarles molesto o
peligroso.
Y una de las mejores maneras de
mantenerse en las sombras es precisamente poniendo a “hombres y gobiernos de
paja” en la presidencia de los países escogidos para llevar a cabo “su
experimento” con la Humanidad.
Quizás ahora sí se entienda cómo, por
poner un ejemplo, el PSOE ha apoyado al PP, al partido antagonista por
excelencia del partido socialista, para que su presidente (un político
mediocre) pueda volver a dirigir un gobierno impuesto para continuar con la
eliminación de derechos sociales, que lleven a la población a la aceptación de
su existencia como mera mercancía o ganado.
Y es así como se puede entender que, en
contra de todas las previsiones, haya sido elegido Donald Trump, un individuo
que ha demostrado carecer de la empatía y la preparación necesaria para ser el
presidente del país más poderoso del mundo.
Y es que, el “Gobierno oculto”, el que
gobierna y manda de verdad, ya hace tiempo que se dedicó a idiotizar a las
masas, para que éstas actuasen según ellos habían previsto. Sólo hay que ver
los planes de educación que se dan en cada uno de dichos países, donde ya desde
la más tierna infancia, a los niños se les va adoctrinando, tutelando y
dirigiendo cómo deben pensar, en qué deben creer, o quiénes tienen derechos
sociales y quiénes no. Creando una sociedad competitiva, injusta, antisocial,
hipócrita y deshumanizada.
Otra evidencia de cómo se manipula a las
masas, las tenemos en los diferentes reconocimientos o “premios”, otorgados a
individuos donde la lógica no acaba de encajar, como son algunos “Premios
Nobel”, o premios literarios que, en muchas ocasiones, poseen menos interés que
la lista de la compra. Pero todo eso forma parte del plan, del experimento de
idiotizar a las masas, de la técnica del marketing.
¿A que ahora sí se entiende por qué ha
salido de nuevo Rajoy elegido presidente de España o Donald Trump como
presidente de EEUU?
Por eso no hay que extrañarse cómo, nada
más conocerse la noticia, el presidente Rajoy ha corrido a felicitar a su
colega Trump, al fin y al cabo son tan parecidos, que hay quien los confunde.
José Luis Giménez
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