—Digui…?
—Hola Jordi, soy Mariano…
—Ah bé… qué tal… com va aixó…?
—Pues verás… que con tanto jaleo
con los sobres… lo de Bárcenas, la Gürtel, el incendio de los juzgados de
Valencia, en donde estaban los expedientes por los casos de corrupción…, etc. etc.
Ya me entiendes… que vamos a tener que sacar alguna cosita tuya… para compensar
un poco… ya sabes…
—¡¿Qué coyons para compensar un
poco…?! ¡Mariano… qué si se mueven las ramas, se van a caer todos los nidos…! ¿Entiendes…?
—Jordi, es un pequeño sacrificio
por el bien de todos… hasta a Juan Carlos le ha tocado pagar…
—¡Y a mí que coyons me importa
Juan Carlos! ¡Yo he pagado el porcentaje acordado del 4%...
—¿Ah, pero no era el 3%...?
—¡Déjate de leches Mariano… ¡ya
lo acordamos con José María y me aseguró que te tenía controlado…
—Sí, sí… controlado… mira cómo me
río jajaja.
—Bueno, pues le diré al Arturo
que monte alguna tangana… ¡te vas a enterar…!
Al cabo de un tiempo, supimos lo
que en realidad había sucedido:
Jordi Hurtado siguió realizando su
longevo programa de Tv con ligeros cambios; Mariano, más conocido por su nombre
artístico: Marianico el corto, incluyó en su show un monólogo de Shakespeare
traducido al baturro; a Juan Carlos Monedero le tocó pagar una declaración paralela
de Hacienda; José María abandonó la TVE y apenas salía en los telediarios, por
lo que ya no pudo controlar a Mariano ni a nadie. Al final, Arturo Valls,
consiguió un éxito clamoroso como presentador showman en la televisión, gracias
sobre todo a sus “chistes malos”.
Y colorín colorado, esta historia
se ha ¿acabado…?
© 2017 José Luis Giménez
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